Bocas que prefiero verlas masticar demás antes de oírlas hablar...Pensamiento general pero no popular: " estos negros de la villa no paran de expandirse, cada vez construyen más, ahora se van para arriba"...
En 1976 se dispara un plan de erradicación de villas de emergencia que postulaba la necesidad de "limpiar" el ámbito urbano y procurar la renovación del paisaje. Se anhelaba la construcción de autopistas y una amplia dedicación al cinturón ecológico. Las estrategias fueron: congelamiento, desmoralización y finalmente erradicación. Me interesa destacar la segunda medida, funcional al plan. Mientras se dedicaban firmemente a desmantelar toda motivación de la población villera a través de amenzas, incendios, torturas, toneladas de basura y la más miserable actitud esperable de un ser humano; se montó, paralelamente, un circo para reconceptualizar al "villero". Acudiendo a los medios masivos de comunicación, principales domadores, se destituyó la imagen de "pobre hacinado y hambriento, sujeto con necesidades" y se lo reemplazó por un nuevo sujeto social: chabacán, mentiroso, fraudulento, chanta, ladrón ( y no de margaritas).
Ahora bien, la dictadura militar se dio por terminada, sin embargo socavó tan profundamente nuestra construcción de pensamiento, que hoy dia siguen vigentes aquellos preconceptos. Seguimos usurpando ideas ajenas, propias de un sistema que nos machacó la razón y nos calló todos los sentidos. Las notas periodísticas de aquella época se jactaban de exhibir a los villeros como fieles aprovechadores de su estadía, individuos que eligen vivir ahí porque no pagan impuestos.
Análogamente, y volviendo un poco al incio, referir a la construccíon en altura de esa forma despectiva, me parece nefasta. Digo yo, acaso los grandes duendes inmobiliarios que apenas muestran su nombre de fantasía en carteles de venta o alquiler, y que elevan edificios de cantidades incomensurables de unidades habitacionales, directamente proporcionales a la cantidad de servicios de inteligencia que ofrecen, no están haciendo lo mismo? Capitales golondrinas que son ficticios porque ni siquiera puede llamárselos capital productivo en su ciclo, fieras de la ganancia, recelosos de la competencia y de la renta diferencial. Unos por hacinamiento, otros por consumo y comercio exacerbado, pero finalmente convergen en el criterio de extracción de la máxima plusvalía que pueda dar el suelo. En fin, homogéneos dentro de lo heterogéneo...
En plena era del desencanto
seguimos dudando de los de al lado,
más vale que nos revisemos en fotos
porque el pasado, físicamente, no está en ningún lado.
Pasemos el rastrillo que todavía quedan referentes.
No siempre lo peor está del otro lado del puente.
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