lunes, 23 de agosto de 2010

Veo veo


Administrar la nostalgia, proveerla en pequeñas dosis para que no se inunde el rancho. Pensar sin interferencias, pararse en el centro de la tierra sin que se inclinen para uno u otro lado los hombros. Construir de a poco un castillo de arena que no se vuele con los vientos potentes de la desidia. Que la llave sea una señal de puerta abierta, que tus palabras sean sinceras y que no se evoquen solo por el soplido del último deseo rogado al pétalo de una margarita robada. Que la brecha etárea nos llene de cosquillas, que nos rompa tu estructura y nos aquiete la mia. Ahora queremos ser cuerpos sin alma, pero no me condenes a quemarla. No me obligues a tirarme de un tobogán sin ella porque las piernas se me astillan y no puedo darme cuenta. Silenciosa espera sentada en la orillita, apenas si sube de a ratos algun que otro escalón y cuando quiere gritar... zampazo en la boca que esas cosas no se dicen! ¿No ves que está amurallado? ¿No te das cuenta que apenas si está conciliando el sueño? Camino de hormiga el que se avecina, con el miedo galopante de un gigante aplastante. Es redituable este frio a cambio de un calor espasmódico? Qué alto cotiza el amor en estos tiempos modernos. ¿Cuál es la receta para quitarle la rienda a la imaginación? C¿ómo se hace para apagar el proyector y gozar del aquí y el ahora, película corta de finales abiertos. Dieta de encuentros a base de excusas, por qué es tan difícil? Cerrá tus ojos, ya no pienses más.

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