sábado, 14 de agosto de 2010

Estereotipos

Asi como a veces padecemos de los diferentes estereotipos de taxitas, docentes, estudiantes, vendedores, también existen multiplicidad de prototipos de "madres de otros"(porque naaaaaadie se atreva...)
Si hay algo que se puede heredar de la propagación capusotiana, es justamente la agudeza para identificar casos extremos de estereotipos:

Situación I "snobismo de madre psico"
Contexto situacional: Colectivo lleno, sábado por la tarde, horario pico de obras teatrales en zona Corrientes. Yo estaba sentada en un asiento individual mirando por la ventanilla apreciando las multitudes que se avecinaban a cruzar Rivadavia.

Madre: Ya llegamos Renu, no te estreses, ya falta poquito.
Me di vuelta curiosamente para verificar la cara de la víctima del stress, hasta que sorpresivamente me encontré con una criatura de apenas 4 años, no más , que miraba también por la ventanilla plácidamente chusmeando vaya a saber uno qué. Entonces me pregunté, primero y principal, es pertinente el uso de la categoría "persona estresada" aplicado a una criatura? Es compatible el stress con una mini persona que entabla miradas con el afuera desde un colectivo? Lo dudo mucho, por eso mismo creo que la señora madre estaba proyectando su incontinencia mental a su pequeña. De alguna manera la condicionaba a las clasificaciones de un mundo adulto que poco tienen que ver con la inocencia infantil. La abrumaba con solo inclinarla al sentimiento insoportable de padecer el tumulto, el frio y los olores propios de un colectivo lleno. La contagiaba de la locura perseguida por el tiempo que cuenta minutos exactos para cada acción que entablamos. Sin embargo, para "Renu", el tiempo no transcurria, solo pasaban autos y gente a su alrededor, ni siquiera pasaba el tiempo que le hacia acordar sus expectativas del viaje, tendría alguna? El snobismo de madre que la llevaba a upa la obligaba a pertenecer a un mundo que no le era propio.

Situación II: "Madre sin pulgas"
Contexto habitacional: Mismo colectivo lleno, sábado, atravesando zonas céntricas de la capital federal.
Se sube una nena con discapacidades motrices, un hombre y una mujer ( que infiero son sus padres por los apelativos que enunciaba la menor). Un pasajero se levanta para ceder el asiento y la madre atina a sentarse con la chica en sus faldas. La nena, incordiosa, le dice a su madre que no queria sentarse. Esta se para, llamando a gritos a quien seria el padre y le dice :" Clauuuudio, no quiere sentarse, qué hago?" El padre, cautelosamente, se acerca a la chica y le dice sólidamente "sentate ahí, dale!" La menor no emite comentario alguno, se sienta y mira por la ventana.
A mi entender, hay ciertas cosas que el fanatismo por la libertad en la crianza esta dejando de lado. Durante muchos años se criticó duramente la autoridad exarcebada de los padres y la insistencia de un poder abrumador. No concibo que los padres actualmente se deban recostar sobre eso, pero si creo que hay determinadas cuestiones que no pueden pasar por alto. Hay algunos usos de poder que todavía deben ejercer y que son claves para el correcto crecimiento de un infante. Elegir sentarse o no en un colectivo no determina el futuro de una persona, el " qué hago" de la madre pareciera un duelo forzado entre la libertad y la cárcel. Esa chica el dia de mañana, decide cruzar la calle en verde y la madre, se va a cuestionar qué hace? Espero que no, la autoridad de los padres en su máxima expresión puede repercutir en forma dañina, pero doy por hecho que la ausencia de esa autoridad también deviene en consecuencias nefastas.
Para hablar de inseguridad en términos macro, nos debemos un profundo debate a nivel micro. Qué le traducimos del mundo a nuestros hijos? Qué subtitulado le damos a las escenas de la vida cotidiana? Ni el del preciso stress ni el del voraz albedrío, deberiamos procurarnos una buena sintesis de ambos, un equilibrio estable entre todos los esterotipos de madres de otros.

Justificar a ambos lados

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