martes, 10 de agosto de 2010

El legado de las sillas

Para los estudiantes aspirantes a profesores nos enorgullece ocupar las sillas de los grandes. Pareciera que el baile de la silla se torna una gran danza académica que nos engorda el alma y nos escurre el orgullo. Carrera de posta presencial, espontánea y disparadora. Primera clase con Horacio Gonzalez, imaginado tantas veces en el claustro docente del alto renombre de la facultad, ubicado entre el espectro de los honorables docentes fantasma que solo figuran con su nombre y apellido. El mismo que viste y calza, sonriente, acuciante y acusador, jocoso, sabio y a sabiendas que los oyentes nos babeabamos con su majestuosa seguidilla de palabras. Perdida por momentos en el reparo de intentar guardarme en la memoria cada detalle de la clase, cada gesto y cada articulación de su pensamiento. Probando que alguna vez le toco estar de este lado, sentado, escuchando somnoliento hasta las once de la noche a una mayúscula de la sociología que se hizo presente. No puedo evitar preguntarme quién se sentara en mi silla próximamente, quien compartirá la ambición intelectual, quién armará el futuro grupo facebook " yo estuve sentado en la clase de..." Que egocéntricos somos los bachilleres, nacimos para sentirnos admirados por el discurso organizado de otros bachilleres.

1 comentario:

  1. Dicen que esa capacidad para tener a una clase en la palma de la mano se entrega en una oficina de la anses, todos los días de 9 a 16. Pero cuenta la leyenda que para hacer el trámite lo hacen pasar a uno por diversas habitaciones en las que uno debe firmar documentos cada vez más prometedores. Contaba Julio, de Parque Chas, que ni bien llegó una señora gorda y con mal olor lo obligó a saludarla con un beso. Luego lo hizo pasar a la oficina de trabajos forzosos, donde se puso a prueba su voluntad. Sólo pudo contarnos hasta ahí. Mabel, de Agronomía, nos confesaba que llegó hasta el mostrador donde uno debe dejar las fotos de los seres amados, los negativos y también la cámara. Allí cuenta que decidió que no le importaba tanto adquirir esa capacidad.
    Hoy por hoy no sabemos si alguno logró obtenerla en esa misteriosa oficina. Ninguno de quienes las ostentan acepta dar declaraciones al respecto.

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